1. El Imperio universal: Carlos I
(1516-1556)
Carlos I de España y V de Alemania
(1516-1556) fue el primer monarca de la dinastía de los Austria.
Era hijo de Juana de Castilla, heredera de los Reyes Católicos, y del príncipe
alemán Felipe de Habsburgo.
Recibió una gran
herencia: por parte materna,
Castilla, Navarra, la Corona de Aragón y las posesiones en América e Italia; de
su padre,
los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado; de su abuelo
paterno, las posesiones de los Habsburgo y
el título de emperador.
Durante su reinado se enfrentó a
graves revueltas internas en la Península: la de las Comunidades
en Castilla (1520-1521), contra la política económica, y
la de las Germanías en
la Corona de Aragón, sobre todo en Valencia y Mallorca (1521-1523).
También mantuvo conflictos internacionales con Francia, el Imperio turco y con los príncipes alemanes
que daban apoyo a Lutero (protestantes) y se oponían a la autoridad del
emperador (guerras de religión).
2. El imperio hispánico: Felipe II
(1556-1598)
Felipe II heredó de su padre todos
los territorios, excepto las posesiones austriacas y el título de emperador.
Por ello, gobernó en función de los intereses hispánicos.
Consolidó la monarquía
autoritaria: convirtió a Madrid en capital,
gobernó personalmente ayudado por funcionarios (burocracia), reformó las
instituciones y consolidó los Consejos. Asimismo, durante su reinado, los
dominios americanos alcanzaron su máxima expansión.
Felipe II fue un firme defensor de la
ortodoxia católica y del
espíritu de la Contrarreforma: impulsó la lucha contra el protestantismo, apoyó
la Inquisición y persiguió a los moriscos granadinos.
Para mantener
su hegemonía en Europa luchó contra Francia (victoria de San
Quintín, 1557), el Imperio turco (victoria de Lepanto, 1571) e Inglaterra
(derrota de la Armada Invencible, 1588). El mayor conflicto fue la rebelión
protestante en Flandes,
que acabó en una sublevación dirigida por Guillermo de Orange, 1566.
Su mayor éxito fue
la anexión de Portugal (1581), gracias a los enlaces
matrimoniales entre ambas familias reales.
3.
Economía y sociedad hispánicas en el siglo XVI
En el siglo XVI, se produjo una gran demanda
de productos agrícolas para América, que no podía ser
cubierta con la producción hispánica.
Esta demanda de productos provocó escasez,
y la gran llegada de oro y plata de
las minas americanas llevó a la subida de los precios (revolución
de los precios) y a la disminución del poder
adquisitivo de las clases populares.
La industria
textil se debilitó por la competencia
extranjera. Pero fue el comercio el
que experimentó un gran desarrollo; se centró en las ciudades castellanas y en
los puertos atlánticos,
especialmente el de Sevilla, que tenía el monopolio del comercio con América.
En el siglo XVI hubo un crecimiento
demográfico, sobre todo en Castilla, pero la
población urbana continuaba siendo escasa.
La sociedad del siglo XVI seguía dominada por la nobleza y el clero,
que no pagaban impuestos, mientras los no privilegiados, básicamente campesinos, tenían numerosas obligaciones. También
existían grupos diferenciados, como los moriscos y
los judíos conversos, a los que se marginaba y perseguía.
4.
El siglo XVII: el declive del Imperio
A partir de Felipe III, los reyes
delegaron el gobierno en validos o
privados, que eran unos ministros con plenos
poderes.
El reinado de Felipe
III (1598-1621) y su valido, el duque de Lerma, fue bastante
pacífico gracias a la ausencia de guerras en el exterior. El hecho más
destacado fue la expulsión de los moriscos (1609).
Bajo Felipe
IV (1621-1665) y en época de su valido, el conde-duque de
Olivares, España se involucró en la Guerra de los Treinta Años en
defensa del emperador austríaco y del catolicismo, y luchó
contra Francia por la hegemonía europea. Por la Paz
de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659) los Austrias españoles
renunciaban a sus dominios en el Norte de los Países Bajos y en el Sur de
Francia.
El intento de Olivares de obtener
hombres y dinero del resto de la Península para estas guerras (Unión
de Armas) desembocó en levantamientos (1640)
en Andalucía, en Portugal, que se independizó, y en Cataluña.
El último Austria, Carlos II (1665-1700) representó el ocaso de la dinastía por su
incapacidad, la corrupción y la grave crisis económica y política. Su muerte sin descendencia produjo un conflicto sucesorio entre
Carlos de Austria y Felipe de Borbón, que finalmente venció
5.
Crisis económica y social del siglo XVII
En el siglo XVII se sufrió una grave crisis
demográfica debido a las migraciones hacia América,
las guerras, la expulsión de los moriscos y las epidemias.
También se vivió una profunda crisis
económica:
– La marcha de los moriscos y la
subida de impuestos empeoraron la agricultura.
La ganadería se
redujo por la sequedad de los pastos y por las guerras.
– La competencia extranjera, los
impuestos sobre los intercambios y la reducción de la demanda americana
hundieron la industria y
el comercio.
– Las finanzas
públicas también empeoraron a causa del
aumento de los gastos de la Corona y de las guerras. El Estado tuvo que
declararse en bancarrota.
– Las riquezas
de América no estimularon la producción, pues
con ellas se aspiraba a vivir de rentas o a enriquecerse en el nuevo
continente.
La gran brecha social que ya existía
desde los siglos precedentes se hizo más evidente con la crisis del siglo XVII,
pues las clases menos favorecidas se
empobrecieron todavía más.
En la Corona de Aragón, marginada de la aventura americana, la crisis fue menos
intensa y se crearon compañías comerciales y manufacturas
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