domingo, 14 de diciembre de 2014

Esquema de la La ciudad medieval ( es un folio)


 1. La recuperación de la vida urbana
A partir de finales del siglo XI se produjo en Europa occidental el incremento de la produc­tividad agraria, motivado por el cese de las grandes invasiones y de las guerras señoriales y por los avances en las técnicas agrícolas.
Las principales innovaciones técnicas fueron:
– Nuevos métodos de cultivo: rotación trienal, uso del estiércol como abono, etc.
– Nuevos instrumentos agrícolas: arado normando, collera y herraduras para mejorar la fuerza animal, y molinos de agua o viento para moler el grano.
 El incremento de la productividad agraria comportó:
– El aumento de la población: Europa pasó de tener 45 millones de habitantes en el siglo XII a tener unos 75 millones en el siglo XIV.
– La emigración de campesinos hacia nuevas zonas rurales en busca de nuevas tierras de cultivo, o hacia las ciudades, donde podían gozar de mayor libertad personal.
        El desarrollo del comercio: como la agricultura producía más, los campesinos podían vender los excedentes o intercambiarlos por productos artesanales en mercados locales, y ello favoreció la revitalización o la aparición de las ciudades.

 2. El desarrollo económico de la ciudad
 La ciudad medieval fue un centro de producción de objetos manufacturados. Los artesanos de un mismo oficio (curtidores, plateros, tejedores, etc.) se agrupaban en calles que reci­bían el nombre de su actividad.
 El trabajo artesanal se organizaba en talleres, propiedad de un maestro artesano; el taller y la vivienda solían estar juntos. Los artesanos se agrupaban en gremios para protegerse de la competencia y controlar la producción: fijaban las categorías (aprendices, oficiales y maestros), establecían normas y controlaban la calidad y el precio de los productos.
 Las ciudades eran lugares de mercado habitual. También surgieron las ferias, que eran grandes mercados celebrados cada cierto tiempo. Para articular el comercio interior apare­cieron nuevas rutas terrestres entre ciudades.
 El comercio a larga distancia se efectuaba por mar:
– La ruta del Mediterráneo unía Occidente con Oriente.
        La ruta del Atlántico y del Báltico unía los puertos de la Península Ibérica con los del Nor­te de Europa.
3. La sociedad urbana
 El crecimiento de las ciudades formó un nuevo grupo social no privilegiado: la burguesía. Se dedicaba al trabajo artesanal y al comercio y no dependía de ningún señor feudal.
 El origen de la riqueza de los burgueses era el dinero, no la tierra. Se distinguía entre:
Alta burguesía: formaban parte de ella los grandes comerciantes y los banqueros.
Pequeña burguesía: la constituían los maestros artesanos y los pequeños comerciantes.
 En las ciudades vivían otros grupos sociales: nobles, eclesiásticos y gentes humildes, ade­más de minorías como los judíos.
 El gobierno de las ciudades lo ejercían los magistrados, que velaban por las finanzas, el orden y la justicia, y estaban dirigidos por un alcalde. Con el tiempo, el gobierno quedó en manos de los más ricos: el patriciado urbano.
         A partir del siglo XII surgió un mayor deseo de conocimiento entre la burguesía y algunos nobles, y se desarrollaron en las ciudades las escuelas y las universidades
4. El afianzamiento de las monarquías
 Desde el siglo XII, los reyes se apoyaron en la burguesía, que necesitaba libertad personal y seguridad en sus actividades comerciales, para imponer su autoridad sobre la nobleza y garantizar la estabilidad del reino. Para ello:
– Los reyes concedieron a las ciudades cartas de privilegios, que hacían libres a sus habi­tantes y otorgaban monopolios comerciales y permisos para abrir mercados.
– Los burgueses concedían a los reyes recursos económicos para armar a sus ejércitos y enfrentarse a los nobles.
 Los monarcas quisieron reconocer la importancia de la burguesía aceptando su presencia en las reuniones de las Cortes o Parlamentos. Allí, los representantes burgueses plantea­ban sus peticiones al rey a cambio de concederle dinero.
         El empeño de algunas monarquías europeas por afianzar su poder y establecer fronteras claras entre los diferentes reinos causó conflictos graves, como la Guerra de los Cien Años (1337-1453) entre Inglaterra y Francia.

5. La crisis de la Baja Edad Media (siglos XIV y XV)
 A principios del siglo XIV, Europa sufrió una crisis agraria (sucesión de malas cosechas) cau­sada por un clima desfavorable y por el cultivo de tierras de mala calidad. La consecuencia fue la extensión del hambre por todo el continente europeo.
 Además, las luchas entre señores feudales aumentaron considerablemente, y en 1347, la Peste Negra asoló Europa provocando una gran mortalidad.
 Estos hechos hicieron disminuir la población: la mano de obra se redujo y muchas tierras se abandonaron. Para compensarlo, los señores aumentaron los impuestos (malos usos), lo que todavía empeoró más la vida de los campesinos, y se originaron numerosas revueltas antiseñoriales.

         En las ciudades la mortalidad fue aún más elevada y se redujeron enormemente las activi­dades económicas. La miseria era generalizada y por ello también se produjeron enfrenta­mientos, contra el patriciado urbano y contra los judíos (pogromos).