jueves, 2 de junio de 2016

TEMA 9: El Imperio de los Austrias


 1. El Imperio universal: Carlos I (1516-1556)
 Carlos I de España y V de Alemania (1516-1556) fue el primer monarca de la dinastía de los Austria. Era hijo de Juana de Castilla, heredera de los Reyes Católicos, y del príncipe ale­mán Felipe de Habsburgo.

 Recibió una gran herencia: por parte materna, Castilla, Navarra, la Corona de Aragón y las posesiones en América e Italia; de su padre, los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Con­dado; de su abuelo paterno, las posesiones de los Habsburgo y el título de emperador.

 Durante su reinado se enfrentó a graves revueltas internas en la Península: la de las Comu­nidades en Castilla (1520-1521), contra la política económica, y la de las Germanías en la Corona de Aragón, sobre todo en Valencia y Mallorca (1521-1523).

 También mantuvo conflictos internacionales con Francia, el Imperio turco y con los prín­cipes alemanes que daban apoyo a Lutero (protestantes) y se oponían a la autoridad del emperador (guerras de religión).

 2. El imperio hispánico: Felipe II (1556-1598)

 Felipe II heredó de su padre todos los territorios, excepto las posesiones austriacas y el títu­lo de emperador. Por ello, gobernó en función de los intereses hispánicos.

 Consolidó la monarquía autoritaria: convirtió a Madrid en capital, gobernó personalmente ayudado por funcionarios (burocracia), reformó las instituciones y consolidó los Consejos. Asimismo, durante su reinado, los dominios americanos alcanzaron su máxima expansión.

 Felipe II fue un firme defensor de la ortodoxia católica y del espíritu de la Contrarreforma: impulsó la lucha contra el protestantismo, apoyó la Inquisición y persiguió a los moriscos granadinos.

 Para mantener su hegemonía en Europa luchó contra Francia (victoria de San Quintín, 1557), el Imperio turco (victoria de Lepanto, 1571) e Inglaterra (derrota de la Armada Invencible, 1588). El mayor conflicto fue la rebelión protestante en Flandes, que acabó en una sublevación dirigida por Guillermo de Orange, 1566.

Su mayor éxito fue la anexión de Portugal (1581), gracias a los enlaces matrimoniales entre ambas familias reales.

3. Economía y sociedad hispánicas en el siglo XVI

 En el siglo XVI, se produjo una gran demanda de productos agrícolas para América, que no podía ser cubierta con la producción hispánica.

Esta demanda de productos provocó escasez, y la gran llegada de oro y plata de las minas americanas llevó a la subida de los precios (revolución de los precios) y a la disminución del poder adquisitivo de las clases populares.

 La industria textil se debilitó por la competencia extranjera. Pero fue el comercio el que experimentó un gran desarrollo; se centró en las ciudades castellanas y en los puertos at­lánticos, especialmente el de Sevilla, que tenía el monopolio del comercio con América.

 En el siglo XVI hubo un crecimiento demográfico, sobre todo en Castilla, pero la población urbana continuaba siendo escasa.

 La sociedad del siglo XVI seguía dominada por la nobleza y el clero, que no pagaban im­puestos, mientras los no privilegiados, básicamente campesinos, tenían numerosas obliga­ciones. También existían grupos diferenciados, como los moriscos y los judíos conversos, a los que se marginaba y perseguía.

4. El siglo XVII: el declive del Imperio

 A partir de Felipe III, los reyes delegaron el gobierno en validos o privados, que eran unos ministros con plenos poderes.

 El reinado de Felipe III (1598-1621) y su valido, el duque de Lerma, fue bastante pacífico gracias a la ausencia de guerras en el exterior. El hecho más destacado fue la expulsión de los moriscos (1609).

 Bajo Felipe IV (1621-1665) y en época de su valido, el conde-duque de Olivares, España se involucró en la Guerra de los Treinta Años en defensa del emperador austríaco y del catoli­cismo, y luchó contra Francia por la hegemonía europea. Por la Paz de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659) los Austrias españoles renunciaban a sus dominios en el Norte de los Países Bajos y en el Sur de Francia.

El intento de Olivares de obtener hombres y dinero del resto de la Península para estas guerras (Unión de Armas) desembocó en levantamientos (1640) en Andalucía, en Portugal, que se independizó, y en Cataluña.

 El último Austria, Carlos II (1665-1700) representó el ocaso de la dinastía por su incapaci­dad, la corrupción y la grave crisis económica y política. Su muerte sin descendencia produ­jo un conflicto sucesorio entre Carlos de Austria y Felipe de Borbón, que finalmente venció

5. Crisis económica y social del siglo XVII

 En el siglo XVII se sufrió una grave crisis demográfica debido a las migraciones hacia Amé­rica, las guerras, la expulsión de los moriscos y las epidemias.

 También se vivió una profunda crisis económica:

– La marcha de los moriscos y la subida de impuestos empeoraron la agricultura. La gana­dería se redujo por la sequedad de los pastos y por las guerras.

– La competencia extranjera, los impuestos sobre los intercambios y la reducción de la demanda americana hundieron la industria y el comercio.

– Las finanzas públicas también empeoraron a causa del aumento de los gastos de la Co­rona y de las guerras. El Estado tuvo que declararse en bancarrota.

– Las riquezas de América no estimularon la producción, pues con ellas se aspiraba a vivir de rentas o a enriquecerse en el nuevo continente.

 La gran brecha social que ya existía desde los siglos precedentes se hizo más evidente con la crisis del siglo XVII, pues las clases menos favorecidas se empobrecieron todavía más.

 En la Corona de Aragón, marginada de la aventura americana, la crisis fue menos intensa y se crearon compañías comerciales y manufacturas