1. El origen de los reinos cantábricos
n Los pueblos del Norte peninsular
(galaicos, astures, cántabros y vascones), protegidos por la Cordillera Cantábrica ,
se mantuvieron independientes de
Al-Andalus.
n
Un noble visigodo, Pelayo, obtuvo la victoria de Covadonga (722) frente a los
musulmanes, considerada como el inicio de la Reconquista. Sus
sucesores (Alfonso I y Alfonso II) se negaron a pagar impuestos a Al-Andalus y
crearon el reino
de Asturias.
n
A mediados del siglo IX, con Alfonso
III, este reino aprovechó la debilidad del Emirato de Córdoba y ocupó tierras
hasta el Duero. Para controlar estos nuevos
territorios, los repoblaron con campesinos y trasladaron la capital a León
(pasó a llamarse reino de León).
n
En el siglo X, el Califato de Córdoba
frenó
la expansión leonesa, y diversas expediciones, dirigidas
por al-Mansur, saquearon sus ciudades.
n
Castilla
fue en su origen un territorio
fronterizo de León, expuesto a los ataques musulmanes y gobernado por condes
que dependían del rey de León.
Bajo el conde Fernán
González, Castilla empezó a ser más
influyente, aunque continuó dependiendo del reino de León o del de Pamplona.
Con Fernando
I (1035) se convirtió ya en reino de
Castilla.
2. Los primeros condados y reinos pirenaicos
n En el siglo VIII, los francos crearon
una franja fortificada en los Pirineos para protegerse de los musulmanes de
Al-Andalus: la Marca
Hispánica. Se dividía en condados dependientes de
Carlomagno, pero se fueron desvinculando de él a su muerte.
n
Un conde de Pamplona, Íñigo Arista,
se independizó de los francos en el siglo IX y creó el reino de
Pamplona. Éste se fue expandiendo hasta que
consiguió su máxima extensión con Sancho III el Mayor (siglo XI). Sin embargo, a su muerte dividió el reino
entre sus hijos.
n
Los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) también se independizaron
de los francos en el siglo IX. Con Sancho III estuvieron unidos al reino de
Pamplona, pero a su muerte, su hijo Ramiro I unió los tres condados y se proclamó rey de Aragón.
n Los reyes francos dominaron más tiempo los condados
catalanes. El conde de Barcelona, Vifredo el
Velloso, obtuvo el vasallaje de la mayoría de los demás condados catalanes. Su
nieto, el conde
Borrell II, logró la independencia de los
francos en el año 987.
3. La expansión territorial
de los siglos XI y XII
n El Califato de Córdoba se fragmentó
en taifas
(1031), lo que facilitó la expansión
cristiana hacia el Sur.
n
Las taifas intentaron comprar la paz
mediante un pago anual en oro, las parias. Pero los reinos cristianos usaron esos ingresos para conquistar
territorios:
– Fernando I de
Castilla unió su reino al de León y se
expandió por el Sur del Duero. Su hijo Alfonso VI ocupó Toledo (1085), llegó al Sur del Tajo y repobló las
tierras entre este río y el Duero.
– Alfonso I de
Aragón ocupó la taifa de Zaragoza y su
capital (1118). Por su parte, el conde de Barcelona Ramón
Berenguer IV conquistó Tortosa (1148) y Lleida
(1149). Y el primer rey de la
Corona de Aragón, Alfonso II conquistó Caspe y fundó Teruel (1171).
n Ante los avances cristianos, las taifas pidieron ayuda a
los almorávides
(1086-1109), unos guerreros del Norte
de África que acabaron derrotando a los reinos cristianos. Pero el dominio
almorávide se debilitó, y en 1146 las taifas pidieron ayuda a los almohades, que también lograron frenar a los cristianos durante 50
años.
4. La repoblación de los
territorios conquistados
n La ocupación de tierras deshabitadas
o conquistadas a los musulmanes se denomina repoblación. Las tierras se convertían en propiedad del rey, que las
entregaba a los nobles en pago de su ayuda militar, a los eclesiásticos para
fundar monasterios, o a los campesinos libres, que las ponían en cultivo.
n
Los repobladores eran cristianos o
mozárabes, atraídos por los privilegios de las cartas de
poblamiento.
n
Las repoblaciones tuvieron distintas fases:
–
Desde el siglo IX, en el valle del Duero y al Sur de los condados pirenaicos,
hubo repoblaciones
libres, en las que se entregaban parcelas
(presuras) a los campesinos.
– A
partir del siglo XI, los campesinos tuvieron que buscar la protección de
un señor y pasaron a ser siervos.
– En
el siglo XII, cuando ya se ocupaban territorios densamente poblados por los
musulmanes, se organizaron las repoblaciones concejiles, que otorgaban fueros (privilegios y derechos) a sus repobladores.
n Los territorios repoblados pasaron a ser organizados
económicamente igual que los reinos cristianos: se
fundamentaban en la agricultura de subsistencia, la ganadería y una red escasa
de intercambios.
Descubre el Camino de
Santiago
n La iglesia construida en honor al
Apóstol Santiago se convirtió en un centro de peregrinación de la
Cristiandad a partir del siglo XI y dio origen al Camino de
Santiago.
n
Gracias al Camino se construyeron
iglesias, hospederías y hospitales. También florecieron las ciudades y se
produjeron intercambios de ideas, culturales y artísticos.
n En Santiago se construyó la catedral, que albergaba el sepulcro del Apóstol, y de la que
destaca el Pórtico de la
Gloria.
5. La Península Ibérica :
encuentro de culturas
n En la Edad Media , convivieron
en la Península
Ibérica cristianos, musulmanes y judíos. Esta convivencia
favoreció la mutua
influencia cultural.
n
Muchos autores griegos y latinos,
traducidos al árabe, fueron conocidos en Occidente por las traducciones
realizadas en las escuelas de traductores hispanas, como la de Toledo.
n
En las ciudades de Al-Andalus vivían
importantes minorías de judíos, que
permanecieron en ellas cuando fueron conquistadas por los cristianos. Vivían en
barrios separados (aljamas o juderías), donde tenían su centro de culto, la
sinagoga. Pagaban impuestos especiales y gozaban de autonomía administrativa y
judicial.
n
También en Al-Andalus permanecieron
comunidades de cristianos, llamados mozárabes. Podían mantener su religión y sus propias leyes, pero
debían pagar más tributos y acatar la autoridad.
n Por último, los musulmanes que habitaban en territorio
cristiano eran los mudéjares.
También debían pagar tributos especiales y estaban obligados a vivir en barrios
separados (morerías). Influyeron enormemente en la cultura cristiana: lenguaje,
conocimientos técnicos y científicos, arte y arquitectura
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